Había una
chica. Ella... bueno, ella no era nada del otro mundo, era una chica corriente, del monton. Su pelo y
sus ojos eran oscuros, su piel clara, tenia gustos peculiares, y en ocasiones,
de buena era tonta.
Ella estaba... estaba
enamorada. De un chico.. un chico distinto a los demás, aunque en algunos
aspectos ciertamente parecido. No era el más guapo, tampoco el más listo. No era
el más fuerte y ni mucho menos el más simpático, pero ella le quería.
Ellos no hablaban mucho, él era muy tímido y a ella le
daba miedo acercarse. No sabía lo que él podría pensar de ella. Tras años
queriéndole ella seguía a la sombra, intentando esconderse, aunque llegó el
momento en que todo le dió igual he hizo que todos se enterasen de lo que ella
sentía. Pero seguía sonrojandose cada vez que se cruzaban sus
miradas...
Pasó un año entero sin que se
dirigiesen ni una sola palabra.
Este
verano, la chica se ha dado cuenta de que ha actuado mal. Ya no volverá a ser la
chica tonta que se escondía y sonrojaba fácilmente. Este verano la chica ha
despertado y no volverá a repetir sus errores.
El curso que comenzará tras este verano, 2º de ESO, será
muy distinto a los anteriores. Ella va a
conseguir lo que se proponga.
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