Desde muy niña siempre hablaba con mis amigas del
propotipo de chico que querría en mi vida.
La verdad, tú eres todo lo
contrario a lo que había imaginado que querría, pero ahora que te conozco
no quiero querer nada que no seas tú. Porque contigo todo es diferente; contigo los segundos se hacen minutos, los
minutos horas y las horas noches. El
tiempo pasa muy despacio cuando debería pasar más rápido y demasiado rápido
cuando me gustaría que se detuviese.
Cuando estoy contigo se me corta la respiración, claro
que tampoco sé si te gusta que respire.
Si tu sonríes, una sonrisa se forma en mi cara, y si no
te veo reír seguramente este triste, pero esto no es algo que deba preocuparte,
creo que se debe a que estoy demasiado unida a ti, aunque nunca estemos juntos
con el sentido literal de la palabra, con el sentido de estar uno al lado del
otro. Pero aunque no sea este tipo de lazo el que tu y yo tenemos eres de quien
más he dependido en esta vida hasta ahora, al menos.
Nunca encontré mi sitio en esta vida. Hogar no es donde
comes, duermes o vives. Hogar es donde te sientes agusto, donde te gustaría
quedarte para siempre. Creo que no cabe lugar a dudas que cualquier sitio en el
que tu estés será mi hogar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario